Rodrigo, el sanjuanino con SÍNDROME DE DOWN que es ejemplo de superación en Capital

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Rodrigo es un joven con Síndrome de Down, tiene 36 años y su condición jamás le impidió hacer nada, año a año cumple con cada uno de sus objetivos, trabaja, estudia y además es un excelente hijo y hermano.

Rodrigo Emanuel Gonzales, vive en Santa Lucía, es un apasionado del fútbol y un gran hincha de River. En diálogo exclusivo con DIARIO MÓVIL, su madre, María Teresa Neblo contó cada instante desde que supo que iba a tener a Rodrigo. “Tenía 42 años cuando quedé embarazada, el médico me dijo primero me dijo que no era un embarazo y al mes me lo confirmó. También me dijo que sería una nena y yo había preparado todo de color rosa para recibirla. Unos días antes de lo previsto, llegó el momento del parto, cuando nació los médicos se dieron cuenta que era un varón y que tenía una capacidad especial. Mi marido fue el primero en enterarse, a mi me prepararon para darme la noticia, porque sufría de presión alta. Cuando me lo dijeron yo lloraba, pero lo hacía porque para mí era algo muy desconocido todo lo que venía”, sostuvo María. Además, agregó: “Mi niño es una bendición, tenerlo en casa es lo mejor que me pasó en la vida”.

“A los meses, mi hija me llevó a Mendoza a un supuesto médico, el que decía ser doctor me dijo que los niños con este tipo de enfermedad tienen una vida muy corta, que pronto se iba a morir. Cuando me dijo eso me paré y me fui inmediatamente. Luego con el paso de los años comenzó un largo proceso de aprendizaje junto a Rodri”, manifestó María Teresa.

Rodrigo comenzó a los 4 años en la escuela Aleluya, en este colegio los reciben hasta los 40 años. Según contó su madre, en esta institución los chicos aprenden a desarrollar todas sus capacidades y les enseñan diversas disciplinas. Cuando Rodri tenía 12 años le buscaron un trabajo que para él era una terapia, Teresa contó:”Para él fue lo más lindo del mundo, pero para mí fue un gran desafío, tenía mucho miedo, aprendió a manejarse solo, se bajaba del colectivo en la puerta y volvía a tomarlo ahí mismo”. Por entonces, Rodrigo comenzó trabajando en el Vivero de la Capital, estuvo durante 10 años aproximadamente y actualmente trabaja en el Municipio. “Es muy gratificante verlo salir a trabajar todos los días, él reparte expedientes, se encarga de los sellados, es un secretario más en el Municipio. Trabaja en la mañana y en la tarde va al colegio, la gente se queda sorprendida de lo que hace mi hijo”, expresó María.

A pesar de la discapacidad de Rodrigo, él no recibe ninguna pensión, desde el Estado le dijeron  su familia que debía elegir el trabajo o la pensión. “Yo expresé que el trabajo de mi hijo es una terapia y que la pensión deben dársela por Ley, pero nadie me hizo caso. De todas formas decidimos que siguiera trabajando porque es lo que a él le hace bien”, finalizó su madre.

Los padres de cada niño con alguna discapacidad siempre coinciden en un sólo punto y es en que tenerlos en casa es una bendición. María pidió que aquellos que puedan adopten a chicos con capacidades diferentes, porque realmente es hermoso compartir la vida con seres así.
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