Un sanjuanino que vivía en la CALLE, CUMPLIÓ SU SUEÑO: "Me recibí"

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«Dios puso el boxeo en mi camino para sacarme de la calle», asegura Jesús Moretti de 26 años.








Una vida que se podría ver en cualquier serie de Netflix o en un película, así han sido los 26 años de Jesús Moretti, un joven sanjuanino que pasó de vivir en la calle prácticamente, a recibirse en la Universidad Católica y ahora espera su primer hijo con su novia de hace 12 años.

La familia de Jesús está compuesta por su mamá, papá y tres hermanas, pero todo se complicó cuando el joven tenía 9 años: «A mi hermana le diagnostican una enfermedad renal por lo que entra a diálisis y fue una época muy fea en mi familia porque nos pasábamos cumpleaños y muchos días en el hospital», comenzó relatando a Diario Móvil.

«Yo en esa época vivía en la calle, prácticamente. Es que me juntaba con mis amigos y volvía re tarde a mi casa, alrededor de las 3 de la mañana. Todo lo que viví en esos años fue muy fuerte y me golpeaba mucho, por eso prefería estar en la calle, buscaba contención en un lugar equivocado», agregó Jesús.




Pasaron los años, Jesús con 14 años continuaba con sus amigos y su vida callejera, pero conoció a la que actualmente es su novia y la futura madre de su hijo: «Yo en ese momento seguía con muy malas juntas y ese año mis viejos se separan, lo que fue un punto de quiebre para mi. Mi mamá se va a Neuquén y mi papá se queda acá. La separación de mis papás me rompió entero, fue un detonante muy grande, que me hizo muy mal, pero al ver a mi novia y su entorno me hizo cambiar. Es que yo pensaba siempre por qué yo no puedo estar así y ser uno de ellos, yo sentía que algo me faltaba. Ver eso en ella, me hizo cambiar, pero pasó el tiempo y yo seguía con malas juntas».

«Luego me surge la posibilidad de aprender boxeo con Cecilia Román. Yo empecé con 19 años. En el gimnasio me retaron porque yo me agarraba a pelear en la calle y me dijeron que no podía hacer eso. Comencé a entrenar de lunes a domingos y dejé las malas juntas, me cambió la mentalidad», contó Moretti.

El cambio se hizo notar en la vida del joven: «Hice un curso de personal trainer y comencé a dar clases y a ganarme mi propia plata, pero volví a recaer y volvieron los fantasmas. Es que tras volver de Buenos Aires, de un viaje para pelear por el cinturón amateur, tuve un accidente y me quebré el brazo derecho. Tras el accidente volvieron las malas juntas».

Cualquier persona se hubiera dado por vencida, pero Jesús no lo hizo y una charla con su madre fue el empujón que necesitaba el joven para encaminarse: «Le dije a mi mamá que ya no podía más, mi vieja me dijo: yo sé que vos podés solo, nadie te va a ayudar porque vos podes solo. Esas palabras me dieron un gran empujón para salir, fue ahí cuando terminé la secundaria y quise ir por más. Volví a pelear en el ring y realicé algunas maratones».




«Dios puso el boxeo, no para que yo sea campeón del mundo o para que llegara a Las Vegas, sino que fue para enderezarme y sacarme de la calle. Yo iba a entrenar después  de un día duro y salía sin problemas, me descargaba todo. El boxeo me mostró que hay otra vida», asegura Moretti.

El cambio en la vida de fue positivo y decidió ir por más: «Después decidí estudiar algo, pero la situación económica en mi casa no era buena y no podía pagar una carrera, por suerte empecé a trabajar en una fábrica y junté varios sueldos de ese trabajo y decidí estudiar Acompañamiento Terapéutico. Ahora me doy cuenta que he nacido para ser  acompañante terapéutico, con todo lo que he pasado puedo ayudar a la gente».

En plena cuarentena, el joven tuvo una gran pelea, la de recibirse: «Recibirme fue un gran sueño. Una persona como yo que vivía en la calle y con malas juntas, nunca imagina verse en la universidad y estudiando una carrera, era algo que no me cerraba. No lo podía creer», explicó el joven.

«Las últimas tres materias que rendí me largaba a llorar cuando aprobaba. Logré un sueño.  Cuando rendí la última materia y vi a toda mi familia y mi novia fue algo hermoso. Voy a ser papá por primera vez y estar con mi novia en este momento, no tengo palabras. Es algo muy lindo», contó con la voz entrecortada por la emoción Jesús.

Para finalizar, el joven aconseja a los adolescentes que se encuentran en la situación que él se enfrentó en su infancia: «Se puede salir adelante, la vida sin droga y sin violencia se puede. Siempre se puede salir adelante. Yo siempre le pido a Dios que me de la fortaleza que a mi no me alcanza, cuando mis fuerzas terminan, comienzan las fuerzas de Dios. Si en tu familia no encontrás la contención, no busques el sostén en la calle, sino ir a un club y practicar un deporte».
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