Un abuelo de 83 años demostró constancia y dedicación, pese a las dificultades que le presentó la vida. Se trata de Osvaldo Ojeda, quien toda su vida trabajó de chapista y, ahora, se recibió de abogado. Pasaron 15 años desde que decidió estudiar por su hijo y su tan ansiado momento llegó.
Todo comenzó cuando Osvaldo tenía 68 años. Su hijo fue nombrado fiscal de instrucción y él decidió que este debía tener un padre abogado.