Una mamá sanjuanina “de fierro”, que se banca todas

San Juan
Rosita
Rosita

Para Rosita Camenforte no es nada fácil ser la mamá de un piloto de carreras. Su hijo, Facundo Della Motta le ha dado muchas alegrías, pero así también, su pasión por los autos le ha generado pánicos que hasta el día de hoy intenta superar. La historia de “una madre coraje”.









Cuántas veces escuchamos decir “hay que estar en el lugar de madre para saber qué se siente” y estas palabras le caben justo a una mujer que conoce de cerca el miedo, que no le alcanzan las oraciones para pedir protección para su hijo y que, a pesar del trabajo interno que viene realizando, vuelve a respirar cuando escucha que los motores se apagan.

Rosita Camenforte es la madre de Facundo Della Motta, el reconocido piloto de carreras que dejó a San Juan en el podio de competencias nacionales e internacionales. Ella está orgullosa de todo lo que logró su hijo, pero no deja de ser un sufrimiento cada vez que se sube al auto para competir. Aunque confesó que viene trabajando en su interior para superar ese miedo que, durante muchos años, no le permitió disfrutar la carrera deportiva de su primogénito.




“Te juro que es más fuerte que yo, me paralizo. Cada vez que sé que Facundo va a correr, la noche anterior no duermo”, contó Rosita en diálogo con DIARIO MÓVIL.

Todo comenzó cuando Facundo tenía cinco años y su papá le compró un karting. Hasta ahí, venía todo bien. Su madre nunca imaginó que serían los primeros pasos en la gran pasión por los fierros.


El primer "auto" del piloto sanjuanino.

“Empezó a participar en competencias, le gustaba y le iba muy bien. Yo siempre tenía la esperanza que de ahí no saltara al auto, cosa que no sucedió. Facundo creció tanto que llegó un momento que no entró más en el karting y le hicieron una extensión de la carrocería de 10 centímetros, nada más. Así empezamos con la historia de los autos cuando él era menor de edad”, contó Rosita.


En Familia. Facundo, de niño, junto a sus padres y su hermana Agustina (en brazos de Rosita).

A los 16 años tenía la posibilidad de ingresar a una categoría, pero para poder hacerlo debía contar con la aprobación de sus padres.

“Mi «no» fue rotundo porque tenía miedo que no estudiara. Entonces, Facundo se fue a Mendoza estudió la Licenciatura en Economía, hizo la carrera rapidísimo y me trajo el título para que yo no lo joda con eso”, comentó la madre del piloto.

Rosita confesó que cada “no” que le decía a Facundo respecto al automovilismo, nunca fue por frustrarlo sino que era por miedo, hasta el punto que asistió a pocas carreras y no las veía, se escondía para no mirar.
“Me volvía loca pensando que algo le podía pasar, a tanta velocidad”.

“Una vez fuí a una carrera en el Autódromo de Zonda y se dió un palo tan tremendo que dije nunca más. Entonces, cada vez que él iba a correr yo rezaba desde que se iba hasta que volvía. Sé que hay madres que acompañan a sus hijos en las carreras, que están pendientes en la pantalla y alentando, pero también están las que pasan por ese miedo, como yo”, comentó.

Para juntar valor y poder acompañar a su hijo, sin padecer ese sufrimiento de pensar que algo malo le puede pasar, Rosita viene realizando un trabajo interior para poder superar ese miedo y lo está logrando.


Recuerdo. Facundo Della Motta, junto a su mamá cuando era bebé y de niño.

“Cuando corrió en el Autódromo Villicum, fuí y me senté en la tribuna tranquila, por primera vez, disfrutándolo. Me dió una alegría tan grande que le contaba a todos mis conocidos que ¡lo pude ver!”.
“Empezaba el calendario en marzo y yo no respiraba hasta diciembre, cuando terminaba todo”

A pesar de “el lado difícil” de ser la madre de Facundo Della Motta, Rosita define a su hijo como “un chico muy dulce, tranquilo, atento y que siempre le pone buena onda a todo”.

Si bien, el piloto sanjuanino le ha dado muchos sustos a su madre, también la bendijo con dos nietos: Pedro, de dos años y medio y Sara, de cuatro meses.


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