En plena ola de calor, el pequeño se tomó el tiempo de convidarle un refresco a los trabajadores.
Para los grandes gestos no hay personas pequeñas. Santino es un niño cordobés de apenas dos años y medio que, a instancias de sus padres, en la noche muy calurosa, esperó a los recolectores de basura en la vereda de su casa y les ofreció agua y gaseosa para que se refresquen.