Se recibió de ingeniera en medio de la marcha en defensa de la universidad pública y emocionó a todos

En medio de la movilización, Ashelén Martínez rindió el último final de la carrera y festejó con los presentes el gran logro. “La educación pública me dio la posibilidad de ser lo que siempre quise ser”, expresó a TN.

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Con música y carteles en contra del ajuste, cientos de personas se manifestaron el martes en defensa de la educación pública en los alrededores de la sede de Trelew de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB). En paralelo, adentro de uno de esos edificios, estaba Ashelén Martínez rindiendo el último final para recibirse de Ingeniera Civil.

Pasadas las 18 y con el examen aprobado, la mujer de 34 años salió en busca de su familia para celebrar juntos cuando se topó en la puerta con la multitud que marchaba y se sumó al reclamo.

Aunque todavía no toma dimensión, Ashelén sabe que este día quedará grabado en su memoria para siempre: “Supera a la imaginación. Nunca hubiera pensado que iba a ser así”.

En diálogo con TN, contó cómo vivió las horas previas a recibirse, el momento de alcanzar su sueño y la importancia de reclamar por una educación pública de calidad y para todos.

Su paso por la educación pública y su retribución

Martínez es de la ciudad chubutense de Rawson y cuenta que toda su formación fue en establecimientos públicos: desde primer grado hasta graduarse de la universidad.

En ese sentido, ella aseguró que desde chica fue una elección y recordó: “Yo pude elegirlo, sabía que quería ir ahí. Estaba en sexto grado y vinieron chicos de la escuela técnica a mostrarnos lo que hacían. Tuve una epifanía en la que pensé ‘quiero hacer eso el resto de mi vida’ sin saber bien lo que era, pero me gusta entender cómo funcionan las cosas y después tratar de que funcionen”.

Una vez que terminó el colegio, comenzó a trabajar para poder colaborar con su familia. “Tuve que salir a trabajar a los 18 años para poder ayudar a mis papas. Ellos nunca me hubieran podido pagar la universidad privada”, expresó.

Asimismo, decidió que estudiaría la carrera de Ingeniería Civil en UNPSJB. Esta casa de estudios tiene cuatro sedes situadas en las ciudades más importantes de Chubut, lo que permite llegar a más estudiantes: “En una provincia tan grande, te acerca la facultad sin tener que mudarte a otra provincia, lo que hubiera sido imposible para mí”.

Y agregó: “A la mañana iba a trabajar y después a estudiar. Me iba todos los días en colectivo para allá, hice toda la carrera así y fue un esfuerzo enorme, como lo hace la mayoría”.

En ese sentido, señaló: “Me dilaté trabajando. Te demanda mucho tiempo y cansancio hacer las dos cosas juntas. Pero lo que te da la universidad es que podes sumarte con tus tiempos como adulto, sin importar la edad. Te permite seguir formándote en lo que te gusta”.

Actualmente, es docente de dos escuelas técnicas: “Sigo viviendo el ámbito educativo público. De alguna manera trato de retribuir. La educación pública es la que me formó y a través de la que hoy trato de formar alumnos”.

Recibirse frente a una multitud que te abraza: una celebración colectiva

Ashelén se anotó en el final de Hormigón 2, una de las materias más difíciles del plan de estudios. En principio, el examen iba a ser el jueves, pero la semana pasada uno de los profesores cambió la fecha y avisó que sería el martes 23 de abril.

Ella le pidió insistentemente que mantuviera el día, ya que era el día en el que se realizaría la movilización y otras actividades, a causa de eso, habían sido suspendidas. Sin embargo, el docente le explicó que no iban a poder modificarlo y tenía que rendir sí o sí el martes.

“Yo ya había rendido esta materia y desaprobé. Con lo cual, no sabía si efectivamente me iba a recibir ese día. Por eso, solo le avisé a mi novio, que vive conmigo y me veía estudiando, y a mis papás, porque fueron muchos años de esfuerzo y si me iba mal me iban a acompañar igual”, relató. Ni sus amigos, ni alumnos, ni compañeros de trabajo estaban enterados.

Mientras rendía, la mujer escuchaba los bombos y el bullicio de la gente: “Trataba de no desconcentrarme, de escribir y exprimir todo el conocimiento. Cuando terminé, había silencio y pensé que había terminado. En la facultad hay un sector de festejo y el camino corto es salir por la puerta principal. Ahí vi que estaba lleno de gente”.

“No imaginé que había tanto porque no se escuchaba nada, pero justo se dio que fue el momento del discurso. Estaba por llegar a la puerta cuando el hombre que conducía se frenó y dijo por altoparlante que me había recibido. No me podía esconder, así que salí y todos festejaban conmigo”.

Entre tanta adrenalina, ella buscaba caras conocidas en la multitud y celebraba con aquellos que la felicitaban en el camino. En ese momento, se topó con la bandera de MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos), una organización en la que participa y quienes no sabían sobre la posibilidad de que ella se convirtiera en ingeniera ese día.

“Estaban súper emocionados, llorando. No se lo esperaban y a mí me superaba la situación, estaba con tanto estrés de haber rendido que no podía mirar alrededor, dimensionar nada”, dijo.

En ese contexto, remarcó: “Lo que más me emocionó es ver a estos compañeros de trabajo en la marcha porque muchos de ellos no pudieron acceder a la educación, son obreros, pero estaban defendiendo la educación pública igual”.

Asimismo, la joven enfatizó: “Que haya una persona graduada de una universidad pública, más allá del mérito propio, es un mérito colectivo. Yo me recibí por mi bien y porque toda la sociedad se beneficia de las personas que pudieron y pueden estudiar. Salen profesionales excelentes, de prestigio en todo el país”.

“Yo elegí la pública, que es el lugar que me dio la posibilidad de ser lo que siempre quise ser. Tengo trabajos que me hacen feliz que de otra forma no hubiera podido llegar sin estudiar. Eso es lo que te da la educación”, cerró.

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