BASTA: Nuevas modalidades de robo y menos tranquilidad

Interés General
robo
robo
Nuevas modalidades de robo, paranoia social y adaptación de nuestras vidas a la delincuencia. ¿Cuál es el límite? ¿Cómo actúan quienes deben cuidar nuestra seguridad?

La ciudadanía está harta de la inseguridad.

 

Hace más de una década que los “motochorros” son moneda corriente. Es la modalidad más usual en nuestro país, y hasta logró una paranoia colectiva cada vez que vemos pasar dos varones en una moto.

En esta modalidad tan conocida, uno de los delincuentes se baja de la moto para arrebatar con rapidez alguna cartera u otro bien, mientras el otro lo espera en el vehículo listo para salir “disparando”.

Pero ahora surgieron novedosas formas de robo y hurto: Con vehículos, pero sin siquiera tomarse el trabajo de bajar. Además, la víctima también transita en otro vehículo en movimiento.

Sandra Ponce es empleada doméstica y volvía de su trabajo con el sueldo de una semana. Conduciendo su moto, tomó calle Sarmiento desde Comandante Cabot, en dirección a Santa Lucía, donde vive, y se llevó una desagradable sorpresa.

“Cuando voy por Sarmiento, esa calle está llena de baches, pozos inmensos. Iba frenando para no caerme ni tropezarme. Venía en la moto medio frenando cuando siento que me agarran la cartera y me dan el tirón. Me quedé helada no supe qué hacer, cuando reacciono iban unos metros adelante con mi cartera”.

De esta manera relató Sandra su situación . Aunque comenzó a gritar para que le devuelvan la cartera, desesperada porque tenía toda su documentación, sin pensar en los peligros que corría.  Siguió a los “motochorros” por el lateral hasta la vía rápida hacia el sur, pero allí se cayó por esquivar un auto y un camión.

“Venía un policía, le dije que los siguiera. Fue detrás pero no hubo novedades. No consiguieron nada”, añadió la damnificada.

La cartera se cortó, gracias a eso Sandra no sufrió daños  mayores durante el arrebato. Uno de los delincuentes iba con casco y el otro no, pero Sandra no recuerda la cara porque la desesperación no la dejaba ver.

“No te puedo decir descripciones bien, en ese momento no ves. Yo solo gritaba que me ayudaran, pero nadie me ayudaba. Yo estaba con ataque de nervios. El policía de tránsito sale corriendo y llama una patrulla. Llega a los 10 minutos. Yo lloraba porque se me había perdido todo, el dinero hasta fin de mes, celular, tarjetas”, dijo.

Además, estaba golpeada por la caída, y sumamente nerviosa con razón. Sin embargo, el policía lejos de contenerla la “retó”, como dice ella, y le dijo “ya está señora, cálmese. No puede hacer nada, ya está”.

En esa frase se puede sintetizar la impotencia y el desamparo que sentimos en una sociedad insegura. Ni siquiera quienes se encargan de nuestra seguridad guardan esperanzas, sino todo lo contrario, resignación y conformismo.

Las pertenencias de Sandra no aparecieron. Ahora el trabajo es doble: pérdida de tiempo y dinero en renovar documentación.

“Hay que salir sin cartera. Cuidarse de las motos que se acercan a uno”, concluyó Sandra.

Una situación que parece no retroceder. La inseguridad es un tema de todos y aunque siempre existió, cada vez los delincuentes se las ingenian más para pasarnos por alto. ¿Qué hacer?
Te puede interesar
Lo más visto