Se fue a Alemania, trabajó 12 años y regresó para invertir en el país: “No era feliz”

Martín Taboada nació en La Feliz, se recibió de ingeniero y en 2006 comenzó a trabajar en la automotriz alemana. En 2018 volvió a su ciudad y gastó todo lo que ganó en un proyecto inmobiliario.

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Martín Taboada
Martín Taboada

Martín Taboada descubrió de chico que todo lo que le gustaba se movía a alta velocidad. Recordó que en Mar del Plata, su ciudad, cuando tenía 15 se puso de moda el alquiler de los ciclomotores, hito que despertó un amor por las motos que aún perdura.

Terminó la secundaria y comenzó a estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Su objetivo, además de recibirse, era tener buenas notas para poder aplicar a diversas becas y capacitarse en el exterior. “En mi familia nunca sobró nada, tampoco nos faltó. Me pudieron bancar en todo, pero quería tener esa experiencia”, dijo a TN.

En 2002, luego de recibirse, aplicó para una maestría en Suecia, becado por una fundación de Estocolmo, que finalizó en octubre de 2003. En marzo de 2004 se fue a Alemania para realizar el trabajo final en una empresa y en octubre de ese año comenzó el doctorado.

Luego de todo ese proceso retornó a la Argentina. Extrañaba a su familia y quería volver a estar cerca de ellos. “Regresé un par de meses, pero antes de irme mandé el currículum a dos empresas: BMW y Audi. Y cuando llegué me contactaron las dos para enviarme sus propuestas”, recordó Martín, que actualmente tiene 51 años.

Lo sedujo la de BMW por la posibilidad de trabajar en la Fórmula 1: su trabajo consistía en diseñar la carcasa de la caja de cambios, la cual se une con la suspensión trasera. “Estuve tres años allí, hasta que en octubre de 2009 pasé a la parte de pre-desarrollo de autos. Es el sector en el que se hacen los bocetos de los nuevos modelos”, agregó.

La primera oferta económica era de 57.200 euros por año. Con los impuestos descontados, Martín cobraba cerca de 2600 euros por mes, un número que duplicaba lo que percibía en las becas. “En 2009 me compré un departamento de cuatro ambientes en Múnich con una novia alemana. Lo adquirimos a medias, pero a los cinco años de comenzar la relación nos separamos”, explicó.

En marzo de 2011 finalmente logró lo que tanto anhelaba: ingresar al sector de motos de BMW, un área de 600 empleados en el que rara vez se abría una vacante. “Trabajé en la empresa hasta que en 2018 decidí retornar al país. Una parte de volver a la Argentina estuvo relacionada con dejar Alemania. Me había separado de otra novia, con la que estuve tres años, y cuando sos extranjero en otro país uno vuelca en su pareja muchas funciones. Era demasiado e injusto”, sostuvo.

Su tesoro escondido en Mar del Plata

Martín expresó que si bien Alemania le estaba dando un gran pasar económico, nada de lo que obtenía lo hacía tan feliz como él esperaba. “Así no era feliz. Cuando uno está mal quizá quiere estar solo, pero cuando está bien es necesario compartirlo con alguien. Y yo no contaba con nadie para compartir todo lo que tenía”, dijo.

Pagó US$15.000 para alquilar un container en el que trajo todas sus cosas, incluido su vehículo. Con los ahorros de todos esos años en la mano, decidió empezar por lo primordial: “Me compré un departamento en el centro de Mar del Plata”.

Con el resto, decidió darle vida a una idea que le venía dando vueltas en la cabeza desde hacía mucho tiempo. Un complejo de cabañas en el Bosque Peralta Ramos. Dos construcciones que se transformaron en un tesoro escondido dentro de unos lugares soñados de la ciudad.

“Busqué una zona alquilable y elegí este lugar porque vi dos terrenos que me gustaron. No fue una decisión científica, sino algo relacionado con el impulso. Invertí más de US$250.000: US$62.000 en el lote más otros US$5000 de gastos inmobiliarios. Luego cerca de US$130.000 en la construcción y otros US$60.000 para equipar las cabañas”, especificó.

Martín aseguró que gastó gran parte de sus ahorros en su proyecto de vida. Y que si bien guardó un resto para el futuro, no dudó en destinar todo lo ganado en sus años en Alemania en dos cabañas de alquiler dentro de un sitio de encanto.

Inauguró Puhkemaja en noviembre de 2020 y logró, con el paso de los años, una clientela que año tras año busca alguna de las dos casas para disfrutar Mar del Plata desde otro lugar.

“Tengo muchos días libres, totalmente ociosos. Pero cuando llega la gente estoy dos días antes acá, chequeando que todo funcione. El día que llegan los huéspedes también estoy acá unas horas antes para asegurarme que todo marche bien”, indicó.

“El hecho de tener unas cabañas como las que tengo hace que no necesite tener 50 para vivir. Mar del Plata me encanta, y a pesar de que viví gran parte de mi vida afuera, siempre pensé en volver. Me fui hace muchos años con la idea de regresar e invertir todo lo ganado acá, en mi país. Extrañaba mucho y nunca lo dudé”, completó.
 

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